Mediante este breve relato queremos haceros llegar unas experiencias y vivencias que pensamos que pueden ser interesantes y/o de utilidad. Siempre es positivo conocer otras luchas, otras resistencias es por ello que hemos considerado oportuno publicar por diversos medios este texto.
Aquí se relata la historia de una okupación en un pueblo vasco, Barakaldo, una okupación y una larga serie de luchas que han permitido que a pesar de 4 desalojos y numerosos ataques el Centro Social Okupado Dorretxea Barakaldoko Gaztetxea siga en marcha, funcionando y más vivo que nunca. Somos conscientes que lo nuestro no es la norma, que los desalojos generalmente acaban mal. Como este no es el caso os contamos nuestra experiencia, quien sabe podría servir para nuevas iniciativas de okupación, resistencia y lucha anticapitalista.
En Barakaldo desde hace muchos años vienen funcionando, mejor o peor diversos gaztetxes, en ocasiones hasta de dos en dos simultáneamente. En la actualidad, Dorretxea es el único centro social okupado.
En verano de 2005 el anterior gaztetxe recibe una orden de desalojo, (junio 05) en vista de la entonces precaria capacidad para resistir un desalojo violento, desde la asamblea se opta por la okupación preventiva. Una semana antes del desalojo, en la misma calle, se okupa un nuevo edificio, también al igual que el anterior un viejo pabellón industrial abandonado y fuera de uso desde largo tiempo atrás. En el momento de producirse el desalojo, la asamblea recibe a jueces y policías desde el nuevo gaztetxe contra el que por el momento nada pueden hacer.
Apenas dos meses después llegan las primeras citaciones judiciales y la orden de desalojo que coincide con el día grande de fiestas de bilbo. Apresuradamente se trata de organizar la resistencia. Se construye un bunker de hierro, vallas y escombro en la torre del tejado y se cierran los accesos al mismo con barricadas. Tras casi dos semanas en este impass se produce el primer desalojo. Este tiene lugar de buena mañana, con todo tres jóvenes consiguen subir al bunquer de la torre y encerrarse en el. Casi 7 horas después decenas de policías consiguen traspasar las barricadas y detener a las tres personas de arriba, poco después, la misma brigada móvil de los beltzak carga violentamente contra la gente que durante todo el día había resistido en el exterior frente a las puertas, dos personas mas son heridas y detenidas, teniendo que ser trasladada una de ellas a un centro hospitalario. Esa misma tarde se produce una manifestación que finaliza con barricadas y nuevas cargas de la ertzaintza.
Cuatro días después el gaztetxe es de nuevo okupado, dos jóvenes logan burlar la vigilancia de policía y guardias privados y encaramarse de nuevo a la torre. La manifestación de protesta por el anterior desalojo finaliza ese día tras varias horas de tensión con una nueva okupacion esta vez masiva del edificio.
No durara mucho la alegría, una semana después, de madrugada, varias dotaciones policiales retienen a 7 personas que se encontraban en la puerta del gaztetxe y entre amenazas les roban las llaves de la nueva puerta y se introducen armados al interior. Allá permanecerán dos días, dejando su rastro en forma de pintadas de carácter fascista, amenazador y sexista.
El gaztetxe parece ya por fin desalojado, pero, siempre hay un pero, una nueva okupación varios días después retoma las instalaciones. El gaztetxe una vez más pasa a estar bajo control popular.
De nuevo el propietario, acompañado de varias dotaciones de antidisturbios aparecerá por el centro social apenas unas semanas después, esta vez su estrategia consistirá en arrancar puertas y ventanas, y destrozar con una pala escavadora todos los muros y ventanales de la primera planta, todo ello acompañado de una retahíla de amenazas.
Los destrozos esta vez son importantes, el escombro y la desolación invaden la planta baja, ante esta situación se opta por centrar los espacios útiles del gaztetxe en la segunda y tercera planta.
Se construyen puertas y barricadas, se tabican los destrozos y de nuevo se empieza a intentar funcionar con normalidad. Esto parece ser difícil, una semana después, el gaztetxe sufre un ataque incendiario, la biblioteca y la sala de propaganda arden completamente, ya solo queda, del gaztetxe un tercio de la estructura, no obstante, la resistencia continúa.
De nuevo las jornadas de trabajo o lan egunak copan todas las actividades, la prioridad es rehabilitar, acondicionar y como no bunquerizar para prevenir nuevos ataques. Estos se siguen produciendo intermitentemente en forma de robos y destrozos. El más grave de estos atentados contra el patrimonio publico, se produce de manos no del propietario si no de la trasnacional telefónica que quiere instalar un repetidor para teléfonos móviles en la torre. Telefónica comienza a instalar las bases metálicas de su torre, una escalera exterior de varios metros así como varios anclajes. Dos noches después un grupo de solidari@s con el gaztetxe, sube a la torre y tras largas horas de trabajo con sierras radiales y palancas consigue desmontar todo y engrosar con sus restos las barricadas del patio. Al día siguiente los operarios de telefónica se marchan para no volver eso si tras desahogar su frustración en el equipo de música y las neveras del gaztetxe.
Simultáneamente surge la propuesta en la asamblea de abrir el espacio a como sea, la idea de una asamblea de jóvenes o gazte asanblada toma forma, se comienza una larga campaña de propaganda, reuniones y trabajo de tu a tu con las cuadrillas de jóvenes y no tan jóvenes del pueblo.
Por fin casi un año después del primer ataque la asamblea de jóvenes de Barakaldo es una realidad, decenas de personas se organizan, luchan y disfrutan en ella, el gaztetxe esta mas consolidado que nunca y ya se han recuperado la mayor parte de los espacios arrebatados, la planta baja, cuenta ahora con una gran sala polivalente que unida ya sin tabiques al patio exterior permite realizar desde campeonatos de futbito hasta conciertos multitudinarios, las actividades se suceden y ahora a comienzos del nuevo curso la expectativas son buenas, incrementar la lucha en la calle, la denuncia de la especulación inmobiliaria, la oposición frontal al caciquismo del psoe o la lucha por l@s pres@s. La creación consolidación y defensa de locales autogestionados para l@s jóvenes al margen de las instituciones, es una realidad.
Con todo, otra realidad es la represión que no cesa, las multas se suceden así como los requerimientos judiciales. Varias decenas de jóvenes se reparten diferentes imputaciones que van desde la usurpación de inmueble a la participación en manifestación ilegal o desobediencia a la autoridad. Decenas de personas han sido identificadas en las numerosas visitas indeseables que el gaztetxe ha tenido. No obstante desde el gaztetxe, se plantea el hacer frente a la represión, la desobediencia y el continuar en la lucha por los espacios liberados. La resistencia continúa y ahora somos much@s más. Con tenacidad y cabezonería creemos que en Barakaldo lo estamos logrando y poco a poco nuestros sueños se hacen realidad.
GAZTETXETIK EZ DIRA PASAKO!
DORRETXEA GAZTETXEA AURRERA!
Barakaldo 06/IX/8 (Euskal Herria)
barakagaztetxea@gaztesarea.net