x Maite Soroa - Gara Hablábamos ayer mismo del cutreperiodismo de investigación que promociona Pedro J. desde su particular universo de El Mundo. Y hoy nos toca reflejar lo que, también ayer, decía El País a cuenta de las fabulosas revelaciones del confidente-fuente de Ramírez y compañía. El editorial del rotativo de Prisa es más que elocuente: «Pagar a alguien, a un delincuente, por ejemplo, para que declare a un periódico lo que se le indica que diga, o lo que él sabe que quien le paga desea que diga, es amarillismo. Desde hace tiempo hay medios de comunicación empeñados en practicar ese amarillismo para darse la razón respecto al 11-M; a cualquier precio. Es una actitud repugnante, especialmente por lo que implica de instrumentalización del dolor y el desconcierto provocado por el más grave atentado terrorista de la historia de España». Toma del frasco, Carrasco. Va más allá el editorialista y apunta las responsabilidades políticas del PP: «más grave que ese amarillismo es que un partido democrático como el PP se haya prestado a darle una cobertura de respetabilidad».
La historia es sencilla de resumir: «Un periódico, secundado por una radio, lanzó en su momento la teoría de que era increíble que un atentado de esa envergadura, y con tan fuertes efectos políticos, hubiera podido ser ideado por unos desharrapados con pocos medios y escasas luces; luego, tenía que haber tras ellos una mano escondida, un ‘autor intelectual’. Esa teoría conducía de entrada a ETA, que habría manipulado a los islamistas que acabaron suicidándose en Leganés; para ello se hicieron interpretaciones artificiosas, incluso cabalísticas, de hechos circunstanciales: un callejón, una fecha común para hechos que tenían que ver con ETA y con la trama asturiana del 11-M, fotos de etarras paseando por el patio de una cárcel junto a activistas islamistas...»
Y como nada de aquello era creíble, Pedro J. encontró al hombre adecuado: «Rodando, rodando, la cosa ha llegado hasta el confidente Trashorras, acusado de haber facilitado los explosivos que mataron a 191 personas (...) y a quien se da la oportunidad de auto exculparse y de decir, por ejemplo, que la Policía sabía que en Asturias se vendía dinamita a ETA (...) y para declarar con milimétrica precisión lo mismo, y con palabras similares, que, como hipótesis a investigar, venían sosteniendo El Mundo».
O sea, han contratado a un loro. Yo ya lo sospechaba.
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