Bueno, la verdad es que alguna historia ya había oído y leído, pero hoy me ha dado por buscar algo más de información sobre estos hechos y la verdad es que he flipado... Bueno, dejo aquí lo que he leído en un foro, a mí me ha dejado flipando... El texto es bastante largo, pero creo que merece la pena leerlo...
En 1987 España estaba en una situación económica algo delicada. Hubo mineros asturianos que convocaron paros y se movilizaron con CC.OO. En marzo de este año los ciudadanos de Reinosa se lanzan a la calle para protestar por el abandono económico-político de la comarca. Hay enfrentamientos entre los trabajadores de Forjas y las fuerzas de la Guardia Civil.Además, más de 60 personas resultaron heridas en esta localidad durante los violentos incidentes que se produjeron tras la liberación, por miembros de la Guardia Civil, de Enrique Antolín, que finalmente pudo desplazarse a Vitoria para tomar posesión como consejero de Obras Públicas y Transportes en el Gobierno autónomo vasco. Antolín, militante del PSOE, había sido retenido a mediodía del miércoles, cuando recogía sus efectos personales, por trabajadores de la empresa Forjas y Aceros de Reinosa, cuyo consejo de administración presidía. Durante los violentos enfrentamientos, en los que se llegó al cuerpo a cuerpo, varios guardias civiles fueron golpeados y desarmados por los obreros. A última hora de la tarde de ese día no habían sido localizados un subfusil y una pistola de los guardias, que no hicieron uso de sus armas de fuego, según el director de la Guardia Civil, quien calificó de "actitud vandálica" las agresiones a los guardias, de quienes elogió su comportamiento de ayer "en defensa de los derechos y libertades".
Aquí va una cronología de lo que pasó recopilada de otros foros y páginas.
7 de marzo de 1987: la prensa regional informa que Forjas y Aceros de Reinosa ha anunciado un expediente de regulación de empleo con 463 excedentes. El gobierno del PSOE aupado al poder por los trabajadores practica, sin embargo, una clara política antiobrera y de derechas privatizando sistemáticamente todo el capital publico español a través de una estrategia de liberalización de la economía, e introduciendo el mercado laboral español en la división internacional del trabajo. Mientras el paro crece sin parar el Ministro de Hacienda Carlos Solchaga señala que "España es el país de Europa donde más rápido de puede hacer uno".(sic). A fe que sí, se lo estaban llevando crudo. Los despidos son masivos, son meses de gran conflictividad social y laboral en todo el país; Sagunto, Cádiz, Bilbao,... son sólo algunos de los sitios donde se están produciendo enfrentamientos entre trabajadores y fuerzas del orden público. Por si fuera poco los estudiantes de enseñanzas medias y de la universidad también están movilizándose por todo el estado contra el gobierno de González.
8 de marzo de 1987: En medio de las negociaciones del expediente de regulación, Alerta da a conocer la inminente marcha de Enrique Antolín presidente de Forjas y Aceros para ocupar la Consejería de Obras Publicas del Gobierno Vasco. En esos años el PNV gobierna en colación con el PSOE en Euskadi. La noticia desconocida hasta entonces provoca la indignación en Reinosa.
11 de marzo de 1987: En la víspera de su nombramiento en Auria Enea Enrique Antolín acude a la factoría para recoger sus efectos personales y despedirse del equipo de dirección y del comité de empresa. Los trabajadores enterados de la presencia del directivo en la factoría deciden en asamblea retener a Antolín hasta el día siguiente - jura de su cargo en Vitoria- para forzar una negociación. Cientos de vecinos de Reinosa, estudiantes de los institutos cercanos, y trabajadores de Cenemesa, enterados de lo acontecido, acuden a la Naval para mostrar su apoyo a los trabajadores de Forjas. Horas después comienzan a llegar las primeras unidades de intervención de la Guardia Civil. Las conversaciones, ya de madrugada, entre los directivos retenidos, trabajadores, y Delegado del Gobierno no prosperan. La tensión va en aumento.
12 de marzo de 1987: a las ocho y media de la mañana 300 antidisturbios armados con hachas y porras, y pegando tiros entran en la factoría dispuestos a rescatar a Enrique Antolín. La Guardia Civil empieza a actuar. Se suceden los palos y las carreras por el interior de la fábrica, se disparan botes de humo y pelotas de goma indiscriminadamente. Parte de los trabajadores se hacen fuertes en los talleres y se defienden con lo que pueden. La sirena tradicionalmente utilizada para avisar a la población en caso de algún incendio o catástrofe suena incesantemente; el pueblo entero empieza a tener constancia de la gravedad de los hechos que están ocurriendo. Paralelamente en el parque Cupido junto a la estación se producen enfrentamientos entre jóvenes estudiantes de los institutos del pueblo, hijos de trabajadores de Forjas y Cenemesa en su mayoría, y efectivos de la guardia civil. La crudeza de la batalla campal se extiende mas allá de la factoría. Al lugar acuden trabajadores de la factoría y más vecinos. El pueblo entero se siente atacado e invadido, el clima es de auténtica de guerra, cerca de 10.000 personas se enfrentan a tres centenares de guardias civiles, la superioridad en número de los vecinos obliga a los atemorizados guardias civiles a retirarse, unos incluso llegan a hacer uso de fuego real, mientras otros blanden pañuelos blancos en señal de rendición. Las fuerzas del orden son reducidas, desarmadas, conducidas a los autobuses de la guardia civil, e invitadas a marcharse del pueblo; los mandos deciden abandonar la ciudad. La refriega deja un saldo de casi un centenar de heridos graves entre trabajadores y guardias civiles, entre intoxicados por efecto de los gases, y contusionados por impacto de piedras o pelotas de goma.
13 de marzo de 1987: Enrique Antolín jura connormalidad su cargo en Vitoria. Toda la prensa nacional, y regional se hace eco de lo ocurrido en Reinosa. La línea editorial de todos los medios es clara, el gobierno actuó en todo momento con corrección y se carga las tintas contra los trabajadores y el pueblo de Reinosa. Así DIARIO 16 publica: "Ni es democrático que se permita a la masa desenfrenada desmadrarse sin control alguno, ni se defiende la democracia actuando con tibiezas en el mantenimiento de la ley". Una editorial del diario fascista ABC señala "Si se admite el delito contra los empresarios, y la sublevación contra los policías, la más antidemocrática, anticonstitucional inseguridad cubrirá con su temible sombra a todos los ciudadanos", en otro inquietante artículo en este mismo periódico se habla de "ofensa al honor de la guardia civil y su prestigio" . Mientras el diario felipista EL PAÍS habla de "...prácticas laborales lindantes con el sindicalismo mafioso o el más trasnochado libertarismo"(sic). Ni una palabra de las practicas abusivas de la guardia civil, ni de las palizas a delegados sindicales premeditadamente escogidos, ni del fuego real utilizado, ni de las provocaciones que llevaron al pueblo reinosano a levantarse. Ni por un momento se cuestiona la política antiobrera del gobierno, ni su estrategia de destrucción de puestos de empleo que amenazaba con dejar a ciudades enteras como Reinosa en la miseria. Todos los medios cierran filas en torno al poder. El derecho a defender un puesto de trabajo parece un acto de terrorismo. La derecha de A.P. se muestra atónita al ver como los socialistas utilizan a la guardia civil para apalear a los trabajadores. Pero se muestran pacientes y cautos, saben que estas prácticas les allanarán el camino hacia el poder. Así fue.
La tergiversación de los hechos, la manipulación de imágenes, declaraciones y datos en prensa, radio y TV sitúan a Reinosa ante la opinión pública como un grupo de energúmenos incivilizados, apóstoles de la violencia y el desorden. Las declaraciones de los responsables políticos son sencillamente increíbles; la ejecutiva federal del PSOE habla de "acción salvaje" y "comportamiento indigno de los trabajadores". Miembros socialistas del Ministerio de Interior de entonces, condenados y sentenciados por todo tipo de delitos cometidos en el ejercicio de sus cargos políticos, como malversación de fondos públicos, creación y financiación de grupos terroristas, secuestro, asesinatos..., se atreven a hacer las siguientes declaraciones; Luis Roldán (director de la Guardia civil en 1987) hablaba de "actuación ejemplar" de sus subordinados. José Barrionuevo tildaba de "violentos y vergüenza de la clase trabajadora" a los reinosanos.
15 de marzo de 1987: siguen ingresados en Valdecilla varios heridos en la refriega, de los cuales los más graves son trabajadores. El Alerta anuncia que armas que se encautaron a los guardias civiles durante los hechos siguen sin aparecer. Otro artículo de ese mismo día muestra la crudeza y la gravedad de los hechos: "un viejuco lloraba en un banco viendo como sus dos hijos se pegaban; uno era trabajador de Forjas y otro guardia civil"
En los sucesivos días de marzo de 1987: los trabajadores de Forjas, Cenemesa, y todo el pueblo reinosano siguen con las movilizaciones en defensa de sus puestos de trabajo, al tiempo que exigen que se haga justicia por lo ocurrido el 11 de marzo. Se suceden los cortes con barricadas en la línea férrea del Talgo, y en la carretera nacional, trabajadores organizan charlas informativas en ciudades por todo el país para explicar la verdad de los hechos, se convocan concentraciones y manifestaciones multitudinarias a pesar de que el Delegado del Gobierno en Cantabria, Pallares, se niega una y otra vez a autorizarlas. Se convoca una huelga general en toda la comarca de Campoo. La guardia civil sigue manteniendo sitiado el pueblo, decenas de tanquetas y carros paramilitares se pasean por la ciudad, el parecido con el Chile de Pinochet de esos días es asombroso. Cada día se producen duros enfrentamientos, y detenciones masivas. Pese al clima de ocupación el pueblo resiste. Además otros conflictos laborales de la misma magnitud se suceden en otros puntos de la región como el de FYESA en Camargo. En los periódicos felipistas deseantes de emponzoñar la situación hablan del sindrome Reinosa, incluso se relaciona a los trabajadores con el entorno de ETA.
16 de Abril de 1987: más de un mes después del comienzo del conflicto laboral el pueblo continua sitiado por la guardia civil, y continúan las movilizaciones de los trabajadores para forzar una salida digna a su situación. Pero la ciudad amanece esta mañana de Abril en medio de un clima más irrespirable, aún si cabe. Algo gordo iba a ocurrir. Era el presagio de todos. Había convocada para las cuatro y media de la tarde una nueva concentración en el parque de Cupido, como todas las anteriores estaba ilegalizada, por lo cual la guardia civil acabaría interviniendo, pero lo que no sabían los vecinos es que lo harían de la forma que lo hicieron. Cuando todo el mundo estaba concentrado, los guardias civiles a la señal convenida ( el pitido del tren) empezaron a cargar brutalmente contra todas las personas que alli se encontraban. Lo que acontece desde ese momento en Reinosa hasta altas horas de la madrugada puede ser considerado como auténtico acto de guerra. La consigna de los mandos era claro, escarmiento ejemplar. Más de doscientos guardias civiles fuertemente armados y pertrechados, rabiosos y ansiosos de venganza persiguen, golpean y machacan a una atemorizada población que corre a refugiarse en casas portales, bares, y tiendas. Impunemente decenas de guardias civiles derriban puertas y practican allanamientos ilegales por doquier, rompen cristales y arrojan botes de humo en sitios cerrados para hacer salir a los vecinos, quienes una vez en la calle de nuevo indefensos, son golpeados brutalmente en el suelo e introducidos en las tanquetas. Existen fotografías que muestran como los policías utilizaron fuego real para abrir puertas. Dos helicópteros policiales sobrevuelan la ciudad. Los disparos de pelotas de goma son indiscriminados y realizados contra personas a una distancia mínima no permitida por la ley. Una pancarta que reza "Ramiro te vengaremos" (guardia herido en una jornada anterior) ondea en una de las muchas tanquetas que han tomado la ciudad. Julia, voluntaria de la cruz roja con su distintivo en el uniforme bien a la vista, es disparada en medio de las risas de los uniformados de verde. La funeraria del pueblo es asaltada e incendiada; el espectáculo de los ataúdes ardiendo es dantesco. Hasta los espectadores del partido que el Naval jugaba esa tarde son golpeados y víctimas del ataque. La violencia policial acabaría en tragedia; de los 85 heridos graves producto de las palizas, balas de plástico, pelotas de goma, y los botes de humo, habría un trabajador que no resistiría. Gonzalo Ruiz García, vecino de Matamorosa y trabajador de Forjas, es uno de los refugiados que en un garage se protegen de las palizas policiales; al menos seis botes de humo son arrojados al interior del angosto local, provocando la intoxicación de todos los que están dentro, el peor parado resulta Gonzalo Ruiz, quien es ingresado en estado grave en el Hospital Marqués de Valdecilla, donde acabaría falleciendo tras varias semanas de agonía.
18, 19 de Abril de marzo de 1987: la prensa nacional da cuenta de los nuevos hechos ocurridos en Reinosa, una vez más se hace responsable a los trabajadores de la situación. Ni una palabra de repulsa por la actuación policial. Los vecinos impotentes no ven la manera de ser escuchados y de abrir paso a la verdad entre tantas mentiras oficiales. La asamblea de ciudadanos edita un vídeo con imágenes de lo sucedido no emitidas en TV.
Siguientes meses de 1987: la autopsia de Gonzalo Ruiz muestra que la muerte se produjo como resultado de la inhalación de los gases tóxicos de los botes de humo. El gobierno intenta manipular a la información pública alegando que la muerte del obrero pudo deberse a una enfermedad latente del trabajador y no a la inhalación de gases. Los médicos de Valdecilla lo desmienten. El proceso judicial no prospera, el caso se archiva. Ni una sola dimisión en el gobierno, ni un solo procesado, ni un solo condenado. Los socialistas "en sus despachos borrachos de poder se lavan las manos y ensucian la verdad". (La Fuga). La depuración de responsabilidades en la guardia civil son mínimas y se hacen opacamente. Los expedientes de regulación de empleo continúan adelante parcialmente. Comienza el olvido oficial, comienza el silencio.